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El amor a primera vista sí que existe y se experimenta desde la costa hasta la montaña, en la Columbia Británica.

Esta provincia canadiense satisface tanto a los viajeros que gustan de las opciones que ofrece una ciudad portuaria llena de modernos rascacielos, restaurantes con propuestas multiculturales y espacios urbanos, como a quienes buscan cimas nevadas ideales para la práctica de deportes invernales.

Nuestra travesía comienza con un viaje en carretera de 90 minutos desde Vancouver para llegar a Whistler, codiciado destino que fue sede de los Juegos Olímpicos de Invierno 2010.

Ahí, la adrenalina despierta a temprana hora con los amantes del snowboard y el esquí, pero también con quienes intentan triunfar en su primer contacto con la nieve.

La baja temperatura que marca el termómetro, lejos de invitar a quedarse en la habitación, se convierte en una especie de catapulta para ir en busca de emociones a Whistler Blackcomb, uno de los más deseados centros de esquí de América del Norte.

Un recorrido a bordo de Peak 2 Peak Gondola -que conecta a las montañas Whistler y Blackcomb, una al lado de la otra-, regala postales para guardar en la memoria, de esas en las que la nieve abraza con celo al terreno y apenas permite ver la punta de los enormes pinos.

Ya arriba nos toca tomar el pulso a un rincón canadiense donde reina la aventura.

Los más experimentados deslizan su emoción en las pistas congeladas por su cuenta, pero también hay opciones para que los principiantes reciban el apoyo de instructores.

Muy inspirador resulta ver a familias enteras y a grupos de entusiasmados amigos.

Tras gozar de las bondades de la nieve, hay quienes deciden consentirse en el Scandinave Spa Whistler, ideal para quienes aman el turismo de bienestar. Imperdibles son los jacuzzis al aire libre, sus aguas cálidas en contraste con el clima gélido que reina en esta época propician una experiencia que hipnotiza y roza lo irreal.

Con "v" de vibrante

Ya sea antes o después de gozar de jornadas de esquí en níveas montañas, es obligatorio reconocer algunos de los atractivos de una de las ciudades más codiciadas de toda Canadá.

El Acuario de Vancouver, por ejemplo, atrae a chicos y grandes que desean admirar y aprender más sobre la vida de coloridos peces, medusas, lobos marinos y otras especies que hay en este sitio.

Quienes necesiten agregar altas dosis de conocimiento a sus itinerarios hallarán una extensa oferta en diversos museos y en la Galería de Arte de Vancouver.

Y una buena oportunidad para palpar el ambiente multicultural del destino se halla en los jardines chinos del Dr. Sun Yat-Sen, donde además es posible adentrarse en algunas costumbres asiáticas al tomar una clase de caligrafía o formar parte de la ceremonia tradicional del té.

Por último, un gran sitio para concluir esta travesía es el imponente Stanley Park, mientras se avanza por los senderos y se pierde la vista en el horizonte, más de un viajero piensa que este es un gran destino para volver y protagonizar una aventura invernal.

En nuestra experiencia viajamos de la CDMX a Vancouver por AirCanada y por tierra nos trasladamos usando los servicios de KJ Limousine Services. Nos hospedamos en el acogedor Four Seasons, en Whistler, y en el moderno Hotel Paradox, en Vancouver.

Los amantes de las delicias culinarias no deben perderse de Wild Blue Restaurant, en Whistler y de L'Abattoir, en Vancouver. Más inspiración en (<http://>www.hellobc.com.mx, www.whistler.com/mx y www.destinationvancouver.com).